Eugea

Eugea la leyenda decían que era descendiente directa de la diosa Afrodita, su cabello era castaño, sus labios carnosos de color rosa y un cuerpo libidinoso.
Tenia una capacidad amatoria que llevaba hasta el limite físico a todos sus amantes, Eugea era una prostituta sagrada.
En Atenas la prostitución estaba legalizada estas mujeres podían vivir sin problemas, estos burdeles estaban clasificados, los burdeles más caros estaban en los templos y estas son las prostitutas sagradas estas son las hieródulas.
Los hieródulos esclavos del templo eran hombres y mujeres dedicadas al culto de los dioses, había 2 tipos de esclavos unos se dedicaban a el cultivo de las tierras sagradas están tenían una convicción más servil.
La otra era las prostitutas eran las que llevaban mediante la prostitución el dinero a los dioses.
Los reyes dedicaban a los prisioneros como esclavos para trabajar en los campos sagrados, las mujeres era costumbre ofrecer su castidad e incluso los familiares enviaban a las hijas de la familia para sacrificar su castidad.
Los babilonios tenían costumbres muy particulares con las prostitutas sagradas, al parecer los babilonios tenían como costumbre que todas las mujeres tenían que tener sexo con un hombre desconocido una vez en su vida a cambio de unas monedas para el templo de Ishtar.
Las sacerdotisas ejercían como prostitutas de forma muy puntual y selectiva los participantes tenían horarios fijos, no aceptaban posturas sexuales no convencionales y estos tenían que haber pagado al tempo antes de consumar el acto.
Los adolescentes estaban obligados la primera vez hacerlo con la sacerdotisa, para consagrar el primer acto sexual en honor de la diosa.
Podíamos decir que Eugea pertenecida a el grupo de las heteras, esta se denominaba a las prostitutas sagradas de categoría más alta, estas prostitutas tenían una esmerada educación contaba con el respeto de toda la sociedad, participaban en conversaciones de poder estas mujeres gozaban de alta estima entre políticos y filósofos.
Además de las espartiatas, las heteras era el único grupo independiente en Grecia ellas podían conceder prestamos y administrar sus propios bienes, este era sinónimo de un alto estatus social.
Muchas de ellas llegaba a poseer grandes riquezas y grandes posesiones materiales.
La más deseada de las hieródulas fue Eugea sobre esta caía una gran maldición, los hombre que tenían el privilegio de estar con ella podían gozar de la mayor de las fogosidades y descubrir las habilidades del en el lecho, se contaba que tenia tantos recursos para el placer que los hombres que conseguían pagar el alto precio para compartir sus fluidos, morían en el preciso instante que conseguían alcázar el orgasmo.
Sus amantes morían en sus brazos felices de haber estado con esta hermosa prostituta, Eugea ofrecía una largo anhelo de conocer la intimidad y el placer esta ofrecía un placer tan inmenso como ninguna hieródulas hubiera conocido, llevaba a cabo infinidad de posturas sexuales, estas se las conocía gracias a los libros de sexualidad, tenia una fortaleza a prueba de todo, apenas unos segundo podían bastarla para la consumación del acto con otro amante, de esta forma eran pocos los que podían pasarse toda la noche con Eugea.
El templo donde regentaba Eugea era el tempo de afrodita, viajaban largos meses para conocerla y gozar en sus brazos aunque para ello pagaran con su vida.
La prostituta sagrada Eugea era una de las favoritas de Afrodita y se convirtió en una de las más famosas de la antigüedad, los hombres acudían para ser agasajados por sus artes de amor, y eran recibidos por la propia afrodita en el Olimpo.
Para pasar una noche con la cotizada prostituta sagrada tenían que depositar en las arcas del Templo una pequeña fortuna y firmar por escrito un juramento que no comprometieran jamás las artes amatorias de Eugea cuando se encentran en el Hades con otras almas.
Una vez que ya habían firmado el contrato y establecido la pequeña fortuna podían acceder a una cámara oscura donde yacía Eugea dispuesta a el placer celestial para arrebatarles la vida de modo placentero.
Los hombres se entregaban a los brazos de la muerte con tal de acceder a los placeres que estaban reservados para los inmortales.